Órgano,  Órgano Electrónico

Órgano electrónico

Para acercarnos al origen de este fascinante instrumento debemos hablar de los primitivos organillos de fuelle portátiles que dieron pie a los grandes órganos de la iglesia. Estos fueron la base del órgano electrónico que apareció por primera vez en 1934 y era capaz de emular, de forma electrónica, los registros y timbres del órgano convencional que poseía un pedal y distintos botones para controlar el volumen, seleccionar distintos sonidos y realizar varios efectos sonoros.

PARTES PRINCIPALES DEL ÓRGANO

Hoy en día, gracias al avance de la tecnología electrónica e informática y el MIDI, estos instrumentos son en realidad microordenadores con una calidad inimaginable hace algunos años, IMITANDO EL SONIDO DE CUALQUIER INSTRUMENTO DE LA ORQUESTA SINFÓNICA. Su versatilidad en cuanto a la posibilidad de imitar y modificar las características del sonido, confieren a este instrumento una personalidad propia

Los manuales, son los teclados (pueden ser dos o más) que se tocan con las manos y con los que se interpretaran las melodías, armonía y acompañamiento de las obras musicales, imitando los diversos instrumentos melódicos y armónicos de una orquesta real.

El pedalero, que también actúa de teclado, pero se utiliza con los pies y se utiliza principalmente para interpretar las líneas de bajo y percusiones como pueden ser Tímpanos, Bombos o golpes de Orquesta.

Registros, que se usan para elegir el sonido o el timbre de forma rápida en una interpretación en vivo

DIFERENCIAS ENTRE EL ÓRGANO ELECTRÓNICO Y LOS CLÁSICOS ÓRGANOS DE LA IGLESIA

Los órganos electrónicos se tocan con manos y pies, al igual que los órganos de las iglesias. Con lo cual podemos adivinar que es mucho más difícil tocar el órgano electrónico que el clásico órgano de la iglesia, ya que incluso es necesario conocer y saber tocar más instrumentos debido a que entre otras particularidades, el órgano electrónico dispone de sensibilidad al taco y a la presión en las teclas con lo que ello permite frasear y matizar de forma muy concisa y precisa un instrumento musical real, además de crear efectos específicos, lo que no permite el clásico órgano de tubos donde los teclados no responden al tacto ni a la presión en el toque de las teclas.

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